jueves, 2 de octubre de 2014

Her (Spike Jonze, 2014)



Vista por primera vez esta mañana la película, y no se me va de la cabeza. Te deja planchado y no te suelta. Las imágenes y el poso que deja te da vueltas en la cabeza y no paras de preguntarte cosas.

Her me ha parecido, junto a Django desencadenado y The Master, la mejor película del pasado 2013: visualmente poderosa, temáticamente interesante y polémica, es una fábula, una reflexión no sólo sobre las relaciones humanas y el amor y la tecnología, sino lo que tus propias aspiraciones y tu forma de ser afectan a tu vida y su desarrollo.

Ambientada en Los Ángeles en un futuro no muy lejano, Her nos cuenta la historia de Theodore, maravillosamente interpretado por Joaquin Phoenix, que, ironías de la vida, se dedica a escribir cartas de amor para otra gente pero está anímicamente destrozado ya que su matrimonio ha fracasado. Un día, compra un Sistema Operativo nuevo, que se vende como una inteligencia artificial intuitiva, personalizada para cada usuario. Y así, descubre que "Samantha", su SO con voz femenina es inteligente, perspicaz, sorprendente y divertida... Y acaban enamorándose.

Dicho así, esto podía haber sido un WTF en toda regla, pero lo que podría haber sido la idea más loca parida por Hollywood en los últimos años, resulta ser una de las historias de "amor" o mejor dicho, "desamor", más desgarradoras, y un estudio de las relaciones humanas respecto a sus sentimientos y deseos tanto hacia uno mismo como hacia los demás.

Lo primero que destaca de la cinta es su aspecto visual, donde destaca sobremanera el diseño de producción y la dirección de fotografía. Aunque la historia se desarrolla en Los Angeles, y hay planos donde es reconocible, se mezclan planos del skyline de Shangai, en un deliberado intento por deslocalizar geográficamente la historia y hacerla más universal. Además, la fotografía de Hoyte van Hoytema, con planos amplios y ligeramente "descolocados" (similar a lo que hizo James Wan en The Conjuring) de la línea visual cuando el protagonista está en el exterior y planos muy cerrados cuando los protagonistas hablan entre ellos, y el uso de los colores para acompañar a los personajes hacen de este trabajo una delicia para los ojos.

Joaquin Phoenix ha hecho un trabajo en esta película absolutamente maravilloso, actuando con su voz, mirada y cuerpo (en este aspecto destaca la secuencia de la "prostituta", donde nos hace sentir lo incómodo de la situación y lo incómodo que se siente en ella). Este tío es un grande, un actor top como diría cierto entrenador de fútbol portugués, capaz de variar de registro y hacer cada personaje suyo, transformándose en él, y no simplemente representándolo. La sensación de vacío, tristeza, felicidad, etc... que vive su personaje es absolutamente real.

El contrapunto principal de Joaquin Phoenix y su Theodore es Samantha, interpretada por Scarlett Johansson. Papel muy difícil, puesto que al ser el OS, sólo oímos su voz, por lo que el guión tiene que ser muy medido y la interpretación de la actriz vital para hacer creíble el papel... Y lo logra, De hecho, para mí, este es su mejor papel junto con Lost in translation, película con la que Her guarda ciertos parecidos temáticos. Cada frase es interpretada por la actriz de forma perfecta, las inflexiones de la voz, las pausas... Todo hace que Samantha sea creíble y te puedas creer la historia (aunque Jonze pudo "hacer trampa" y al contratar a la Johansson, instintivamente la estás imaginando cada vez que Samantha "aparece" en pantalla). Sensual, divertida, afligida... Todos y cada uno de los registros que tiene Samantha lo clava. Maravillosa.

Además, hay otros 2 personajes femeninos importantes sobre los que pivota Theodore: su amiga Amy (Amy Adams) y su ex mujer Catherine (Rooney Mara). 

Amy y su relación con ella vendría a ser la redención de Theodore (y de la propia Amy), de intentar confiar más en el prójimo, de dar una oportunidad al ser humano, de tirar para adelante y no ser tan egoístas (que en el fondo, más o menos, es lo que consiste una relación) en cuanto que tu pareja es algo exclusivo o algo de propiedad.

Su ex mujer es el dolor (la secuencia de la firma de los papeles del divorcio es, simplemente, desgarradora, por el guión, por la dirección de Jonze, el montaje paralelo y las interpretaciones de ambos) de la relación rota, de no saber reconducir algo que viene de muchos años atrás y que se ha ido apagando sin saber ninguno cómo. Es verdad que la personalidad de ambos choca en ciertos aspectos, pero Catherine era su amor, y haberla perdido es algo que no ha superado y que le hunde por dentro.

El guión de Jonze me ha parecido una maravilla, con mucho subtexto de donde rascar: ¿Cómo afectan a nosotros mismos y a nuestras relaciones nuestras propias expectativas vitales? ¿Sabremos cómo afrontarlas? ¿En un mundo tan tecnificado y frío es posible amar verdaderamente? ¿Qué es el amor? ¿Es algo preprogramado? ¿Se aprende sobre él y de él sobre la marcha? ¿Es posible el amor sin sexo?

La verdad es que es una cinta que hay que dejarla reposar. Que crezca en la cabeza durante unas horas o incluso algunos días. Da para el debate. Da para pensar.

Maravillosa.





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