sábado, 19 de diciembre de 2015

Star Wars. El Despertar de la Fuerza (Star Wars. The Force Awakens, J.J. Abrams, 2015)



Llegó el momento. Después de un par de años de rumores, noticias, fotos, trailers, sports y un hype desmesurado, se estrena la nueva entrega de, quizás, la saga mítica (con permiso de El Padrino, James Bond y El Señor de los Anillos) por excelencia: Star Wars.

Y para mí, ha sido una decepción enorme. Tremendo. Total. No al nivel de los Episodio I, II y III, pero sí muy grande.

Esta nueva entrega de la serie olvida los mencionados y fatídicos primeros tres episodios, como si nunca hubieran ocurrido (lo cual es de agredecer, puesto que si la idea de base de las precuelas es magnífica, su desarrollo y ejecución fueron nefastas) y retoma la historia 32 años después de El Retorno del Jedi (Return of the Jedi, Richard Marquand, 1983), donde descubrimos que de las cenizas de El Imperio ha surgido la Primera Orden, que ñucha contra la República para controlar la galaxia, y la Resistencia intenta también derrotar a esta Primera Orden. Además, descubrimos que Luke Skywalker ha desaparecido y tanto la Resitencia como la Primera Orden están en una carrera para ver quien encuentra un mapa que llevaría hasta donde está Skywalker.

Sobre el papel pinta bien, peeeeeero resulta que lo que Disney y Abrams han acabado ofreciendo es un remake puro y duro del Episodio IV (Una Nueva Esperanza -Star Wars. A New Hope, George Lucas, 1977-), quizás debido almiedo en Disney de no fallar como lo hicieron las precuelas y porque, no lo olvidemos, se gastaron 4000 millones de dólares en 2012 para comprar LucasFilm.
Si bien desde un punto de vista comercial y corporativo entiendo esta decisión, desde un punto de vista puramente cinéfilo me parece de una cobardía enorme, más cuando lo han disfrazado de respeto hacia la trilogía clásica. Pero de tanto respeto, se han pasado de frenada, y todo se vuelve rutinario, porque lo hemos visto desde hace 40 años. Sí, tiene ritmo y aventura, y es muy entretenida, pero a nivel cinéfilo y de fan de Star Wars, me parece una decepción  tremenda, porque además, viendo que Lawrence Kasdan está implicado en el guión, me apena más todavía que hayan tirado por lo fácil y repitan esquemas.

Este problema de base del guión lastra toda la película, no sólo porque las secuencias clave no impresionan ni afectan como debieran (por ejemplo, la muerte de Han Solo a manos de su hijo, Kylo Ren... Y no lo hacen porque se ve venir de lejos, desde el inicio de secuencia qué va a ocurrir), sino porque además, acabas medio desconectando de la historia, por vista, y por ende porque carece de emoción, ni por supuesto tiene el sense of wonder de la trilogía original, ni esa épica que hacía de estas películas algo tan especial. Este esquema de repetición es verdad que es una esfera de confort que agradará a muchos, muchísimos espectadores, puesto que reconocerán y se identificarán con las situaciones, por conocidas y reconocidas, pero creo que a nivel artístico ha sido un error de partida garrafal. 
La batalla final, otro calco de la secuencia final de los Episodios IV y VI, sólo que sin la emoción de aquellas es otro claro ejemplo de la falta de alma que tiene esta cinta.

Jugar sobre seguro tiene esos inconvenientes, sobre todo cuando no calculas bien las consecuencias de ir sobre tan sobre seguro.

Además, otro de los problemas, y que, como digo, estando Kasdan al guión, no me esperaba eran, precisamente, agujeros de guión y "porque síes" bastante grandes. O eso, o han ocultado deliberadamente información al respecto, que es igual de tramposo:

- No hay información sobre esta Primera Orden. ¿Cómo surge? ¿Quién es el Líder Supremo Snoke? Si el Imperio había sido destruído, ¿Cómo tienen esa tecnología?

- La República... ¿No hace nada al respecto? ¿No tiene ningún tipo de control sobre ciertas zonas de la Galaxia? ¿No pudieron acabar con todo el Imperio? Porque no enterarse que la Primera Orden está excavando un planeta entero para fabricar un megacañón que se carga absorviendo la energía de los soles es de traca...

- La Resistencia... Si el Imperio había sido destruído, ¿Por qué seguía existiendo? Al surgir la Primera Orden, ¿La República no tiene una flota y/o ejército con el que poder enfrentar a la Primera Orden? ¿La Resistencia actúa de forma "paramilitar"?

- Kylo Ren se vuelve al Lado Oscuro... Pero no...Pero bueno, quizás sí... No sabemos qué le ocurrió, ni quién le llevó al Lado Oscuro (suponemos que Snoke... Pero claro, como no sabemos nada de Snoke...)

- El conflicto familiar entre Han Solo, Leia y Kylo Ren está totalmente desdibujado... Es apenas un boceto, con lo cual, no termiana de enganchar al espectador, y luego tampoco produce el mismo efecto cuando se produce la secuencia de la muerte de Solo.

- Luego hay cosas que bueno, ocurren porque les viene bien a Abrams y Kasdan para poder seguir avanzando la historia, como el sable laser de Skywalker, que está en la cantina donde van a parar Solo, Finn, Rey y Chewbacca, lo cual viene genial para poder justificar que Rey es algo más de lo que aparenta (que ya de por sí es una mecánica y piloto excepcional), y que también viene genial para justificar, en una secuencia posterior, que Rey descubre que la Fuerza está en ella y, así, sin entrenamiento, es capaz de empezar a usarla.

Luego tenemos varios errores de casting y personajes desaprovechadísimos, todo relacionado con nuevas incorporaciones, como la Capitana Phasma, que aparece por allí un par de minutos, y al final da igual que fuera ese personaje como el primer stormtrooper que pasara por alli. Cameron Poe es otro personaje muy desaprovechado, con cierto protagonismo los primeros 25 minutos para luego desaparecer y aparecer de nuevo en la batalla final. Va a ser el Han Solo de esta trilogía, pero Oscar Issacs se merece algo más.
Y como errores de casting hay que destacar a Kylo Ren (interpretado por Adam Driver) y el General Hux (interpretado por Domhall Gleeson). Si el error de casting con Kylo Ren es que Adam Driver no es capaz de transmitir ni infundir temor ni tiene las suficientes tablas para desarrollar los dilemas internos del personaje (y en parte porque el guión no le da nada con lo que trabajar), pues nos quedamos con un simple fanboy de Darth Vader, en vez de un oponente al que temer. Y lo mismo con Gleeson para interpretar al General Hux... ¿Dos pimpollos al mando del nuevo Imperio? ¿De verdad que no había nadie más? ¿Alguien que infundiera más respeto?.

En fin, una oportunidad perdida. 

No hacía falta tantas alforjas para el viaje que nos han propuesto.

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