sábado, 7 de febrero de 2015

Cómo entrenar a tu dragón 2 (How to train your dragon 2, Dean DeBlois, 2014)



Cómo entrenar a tu dragón (How to train your dragon, Dean DeBlois / Dean Sanders) fue una de las sorpresas de 2010. No sólo me ha parecido de largo (hasta ahora) la mejor película de DreamWorks Animation, sino una de las mejores cintas (en general) producidas en Hollywood durante ese 2010. Además, con ese título, DreamWorks Animation por fín conseguía ponerse al nivel de Pixar en cuanto a calidad de la historia, con un guión trabajado, en el que los personajes evolucionaban durante el desarrollo de la película, con un diseño de producción espectacular, una banda sonora poderosa y que a la vez que ofrecía un mensaje y sin recurrir a chistes fáciles y basados en modas pasajeras de ese momento. Era, en definitiva,  una película tanto para los más pequeños como para los mayores. La película se convirtió en un gran éxito de taquilla, tanto en Norteamérica como en el resto del mundo, y estuvo entre las candidatas a la Mejor Película de Animación en los Oscar, los Globos de Oro, los BAFTA (y con alguna que otra candidatura extra, como a la BSO), entre otras muchas menciones y premios.

En definitiva, DreamWorks Animation había conseguido desde que se fundó en 1994, la unión de gran éxito de taquilla con la calidad artística y el reconocimiento crítico unánime.

Y como no podía ser de otra forma, Jeffrey Katzenberger (jefazo de DreamWorks Animation), anunción la secuela, que llegó a las pantallas de todo el mundo durante el verano del pasado 2014... Y DreamWoks y Dean Deblois lo han vuelto a conseguir. Es más, se han superado con uno de los pocos casos en los que la secuela no sólo está a la altura de la película original, sino que la supera.

Y la supera porque sus creadores (vamos, Dean DeBlois) sigue un precepto muy simple pero que rara vez se cumple: ver cómo pueden seguir evolucionando los personajes y la historia, tratarlos con respeto y ver a dónde te llevan, todo dentro de una lógica y con una progresión dramática.

En la secuela, nos encontramos con que la aldea vikinga vive en paz y armonía con los dragones, y Hiccup se pasa los días explorando el mundo con Desdentado, muy unidos ambos por todo lo que vivieron en la anterior película, y no olvidemos, ambos con minusvalía física (Desdentado no tiene una parate del ala trasera y Hiccup pierde una pierna en el final de la anterior película), pero Hiccup se agobia ante la insitencia de su padre, el jefe vikingo Estoico porque sea su sucesor al frente de la aldea lo antes posible. Hiccup siente que ese no es su papel en el futuro, y cree que sería más útil al frente de otras obligaciones, pues piensa que su novia Astrid es mejor que él para estar al frente de la aldea. En esas, que en uno de sus viajes de exploración Hiccup se topa con unos vikingos que se dedican a atrapar dragones para un personaje oscuro y siniestro, llamado Drago, que está formando un ejército de dragones. En su afán por encontrar a Drago, Hiccup descubre que su madre, a la que creían muerta desde hacía 20 años en un ataque dragón a la aldea, está viva, y convive con multitud de dragones en un lugar secreto, donde los esconde y protege. A partir de ahí, empieza una carrera en paralelo donde Hiccup y Estoico retoman su relación con Valka y por otro lado, su intento de evitar que Drago logre materializar sus planes, que es controlar a todos los dragones y tenerlos bajo su control, ya que domina a un dragón alfa, que puede controlar al resto de dragones.

Como digo, esta secuela es superior a su antecesora porque expande su universo, donde sus personajes progresan dramáticamente. Hiccup va de adolescente despreocupado y sin sitio en la aldea a joven preocupado por las responsabilidades que tiene que afrontar en un futuro cercano a jefe de la aldea tras superar la muerte de su padre a manos de Desdentado (tremenda secuencia, por cierto... De una carga dramática y una tensión que en el cine de animación estadounidense sólo había visto antes en la secuencia de la estampida de ñues en El rey león - The lion king, Roger Allers / Rob Monkoff, 1994 -), que estaba bajo el control del dragón Alfa de Drago, y superar también la rabia propia hacia Desdentado por su acción, aunque en el fondo era consciente que no había sido culpa suya. Todo mientras su madre aparece de nuevo en su vida, con esa carga emocional que implica y para su relación con Estoico, su padre. Además, tenemos a Desdentado, que también vive su propio viaje existencial, con muchos paralelismos con el de Hiccup, y que acaba siendo el líder de los dragones (recordemos que Hiccup y Desdentado son minusválidos, y no me recalco lo de minusválido por nada, sino porque deben ser de los primeros héroes con semejante condición... Además, todo mostrado con gran delicadeza, sin caer en lo fácil - el trazo grueso -).

Pero además, DeBlois no descuida la acción y ese arco y progresión dramáticos están perfectamente encajados dentro de una historia con un ritmo endiablado, que nunca decae, donde las secuencias más espectaculares llegan porque la historia así lo pide, no porque haya que dejar a la audiencia con la boca abierta. Otro de los puntos a destacar es el acabado técnico de la película, que es perfecto. Yo vi Toy Story (John Lasseter, 1995) en cines y es ver cómo ha avanzado la técnica de la animación 3D en estos 20 años. El nivel de detalle es abrumador, el acabado de las texturas perfectos, la iluminación sobre los objetos... todo es perfecto a nivel técnico.

Como digo, una cinta perfecta, a nivel de acabado técnico y construcción de la historia. Ideal para los más pequeños y para los adultos (aunque quizás, sólo quizás, la balanza cae un pelín más del lado de los adultos).

Muy, muy recomendable.

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