lunes, 9 de febrero de 2015

Blackhat. Amenaza en la sombra (Blackhat, Michael Mann, 2015)



Michael Mann es el Dios de los thrillers, especialmente localizados en ambientes urbanos, en el cine estadounidense actual. Así de simple. Así de sencillo. Títulos como Heat (1995), Collateral (2004), Corrupción en Miami (Miami Vice, 2006, Enemigos Públicos (Public Enemies, 2009) o la cinta que nos ocupa, Blackhat, son prueba de ello. Aunque no sólo de thrillers vive el hombre, y Mann ha ofrecido grandes dramas como El último mohicano (The last of the mohicans, 1992), El dilema (The insider, 1999) o Ali (2001), a los que los dota de un sentido épico y un tratamiento visual y musical realmente hipnóticos.

Mann es una de mis debilidades del cines estadounidense actual. Aunque algunas de sus cintas no sean perfectas, ese tratamiento visual, ese look que imprime a sus historias y el propio tratamiento que las da, con ese tono épico, con personajes totalmente determinados para alcanzar su objetivo y llevados hasta el límite en ambientes (especialmente urbanos) asfixiantes. Y ese enfoque que da a su cine, tanto en lo temático como en lo formal, lo ha ido puliendo y desarrollando en cada nueva película, por lo que para encontrar esta Blackhat dentro de la obra de Mann hay que tratar de analizarla con la cabeza fría, puesto que, de primeras, es una cinta que puede parecer sosa, sin alma, sin ese puntito cool o molón, que sí tienen sus ultimas incursiones en el género del thriller, y sin embargo, y a mi parecer, creo que supone un paso más hacia adelante en su carrera como cineasta, en su forma de entender el mundo en sus obras.

En Blackhat, Mann nos introduce en el mundo de los hackers (su primer título era Cyber) y el cyberterrorismo, en una trama que empieza en China, con la explosión de un reactor de una planta nuclear y nos lleva a conocer al protagonista, Nick Hataway (interpretado mejor de lo que parece por Chris Hemsworth), un hacker en prisión por varios delitos económicos realizados en Internet, que recibe una oferta del Gobierno USA para conmutarle la pena de cárcel si les ayuda en la reslución de este caso, en colaboración con el gobierno chino, representado por un alto cargo del ejército (Chen Dawai, interpretado por Leehong Wan), experto en informática y que fue compañero suya en la Universidad y la hermana de éste (Chen Lien, interpretada por Wei Tang), también experta en telecomunicaciones. La relación entre estos personajes es que el código utilizado por el terrorista en el ataque a la central nuclear (y que posteriormente atacó la Bolsa de Chicago) es un código que crearon años atrás, estando en la Universidad. Sus investigaciones les llevan de China a Los Ángeles, Hong Kong y Yakarta, en una carrera contrarreloj antes que el hacker cometa su atentado principal.

Blackhat ha recibido muchos palos de la crítica y ha sido ignorada por el público. y creo de forma injusta, aunque hay que saber lo que se va a ver. Es decir, no es una cinta de acción, y su ritmo es pausado. Además, esta cinta no tiene ese envoltorio molón que sí tienen Collateral o Miami Vice, tanto en montaje musical y concepto y diseño de los personajes. Aquí todo es gris, anodino, sin glamour, en consonancia con el mundo de los hackers, donde todo es anónimo, virtual, y cualquier lugar puede ser falso. Aquí también entro un poco en comentar a los personajes y sus relaciones. Todos son grises, rozando lo anodino. Hemsworth realiza un buen papel, de un hacker sin traumas pasados, que asume sus errores y que sabe que si todo sale bien, será libre. Aún así, me gusta ese toque anodino que tiene el personaje. Le da un plus que me ha gustado. Soy así de raro.

Aunque la cinta en su conjunto me ha gustado bastante, tengo que comentar algún punto del guión que no está nada pulido. Es verdad que a veces Mann juega con las coincidencias, como ya hizo en Collateral, pero aquí quizás fuerza un poco la máquina, cuando en Yakarta provocan el accidente para poder colarse en los servidores y descargarse los datos. Es verdad que hay mucho barullo de policías, bomberos y trabajadores, pero un rubio de más de 190 cm con gorra es difícil que pasara desapercibido, por ejemplo. No obstante, a pesar de algún "porque sí", Mann me ha enganchado con secuencias de una gran tensión, como la de la autopista en Hong Kong, que acaba con la muerte de Chen, de una gran tensión por la planificación de Mann.
Y qué decir de los tiroteos. Hay dos, y los dos como siempre excelentes: secos, directos y muy gráficos. Jugando con el sonido y el montaje para hacer que te sientas dentro de la acción.

Como digo, me ha parecido un muy buen thriller.



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