viernes, 6 de noviembre de 2015

Mad Max. Furia en la carretera (Mad Max. Fury Road, George Miller, 2015)




El cine de acción pura y dura (sin mezclas con suspense y/o thriller a lo Bourne o Bond) de los grandes Estudios parecía muerto y enterrado en este siglo XXI. Salvo Apocalypto, ese peliculón que se sacó de la manga el amigo Mel Gibson allá por 2006, el resto de cintas va de lo absurdamente pulcro y navideño a lo rematadamente juvenil, con jóvenes imberbes que se pasan horas y horas en el gimnasio levantando hierro, pero sin carisma y nulo interés... Pero hete aquí que George Miller, todavía nadie sabe cómo, pero logró convencer a los jefazos de la Warner para que financiaran una nueva película sobre Mad Max, ese antihéroe que, tras ver cómo su mundo se derrumbaba y destruía cuando era policía a causa de una banda de moteros,  deambulaba por el Páramo tras una guerra nuclear por los recursos naturales.

Con el paso de los años, y sobre todo gracias a Mad Max 2 (también conocida como El Guerrero de la Carretera, de hecho, ese fue su título en USA: The Road Warrior) se convirtió en un icono de la estética punk, todo envuelto en una atmósfera de hiperviolencia que refleja a la perfección el estado de locura general de los personajes y del mundo que les rodea.

Y así, tras un periodo de 30 años, nos llega este Fury Road, que se ha erigido en lo mejor que se ha estrenado este año 2015 del cine USA junto con Inside Out (es curiosos como lo mejor del cine USA estrenado este año son ejemplos de lo opuesto: la locura de Mad Max y la ternura de Inside Out).

Este Mad Max Fury Road es una película loca y desquicida, como sus personajes, que te envuelve y te atrapa en ese mundo de pesadilla, donde toda regla de la convivencia social ha sido erradicada, donde se comercia (trafica) con la leche materna, se utiliza el agua como un elemento de control... Hay tantas ideas locas en el subtexto de esta película que es para estudiarla una y otra vez, pero si una idea sobresale por encima de todas es la del feminismo, aunque es un feminismo que conecta la idea de matriarcado (como quizás la primera forma de organización humana... Vuelta a los orígenes, a volver a empezar) y la del egoísmo y la venganza.

Sí. Repito. Feminismo. Matriarcado. Egoísmo. Venganza.

Imperator Furiosa actúa de forma egoísta, pensando en su propio bien, y luego utiliza ese egoísmo para "manipular" y llevar a cabo su venganza, como mal menor ya que no otra solución para su situación. Max pasaba por allí, y se ve envuelto en toda la historia, primero como soporte vital de Nux (otro apunte de guión maravilloso) y luego como soporte vital "activo" de Furiosa y las demás mujeres, y acaba por empatizar con ellas. Quizás porque sabe que dentro de la locura y sinrazón que envuelve el mundo en esos momentos, es la mejor opción posible. No la mejor. no la deseable, pero sí la mejor posible.

Pero no sólo de subtexto e ideas locas vive este Mad Max... a nivel formal, nos encontramos con uno de los mayores y mejores exponentes de la perfección formal puesta al servicio del espectáculo. Planificación, montaje y fotografía juntos para crear imágenes poderosas, tensión y un ritmo non-stop de principio a fin. Sencillamente, un trabajo espectacular y digno de alabanza y apluso.

Mad Max. Fury Road es un peliculón. 

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