domingo, 16 de noviembre de 2014

El Hobbit. La desolación de Smaug (Versión Extendida) (The Hobbit. The desolation of Smaug, Peter Jackson, 2013)



Peter Jackson es un tipo listo. Después de las críticas recibidas por Un viaje inesperado, el tipo tomó nota y se encerró en la sala de montaje para dar lo que la mayoría de la gente esperaba recibir de El Hobbit: aventuras sin parar. 

Y vaya sí el Sr. Jackson las ofrece. Se pasa por el arco del triunfo la novela en algunos puntos (como ya hizo, sobre todo, en Las dos Torres), inventándose personjes como la elfa Tauriel o haciendo que personajes que no aparecían en la novela de El Hobbit pero sí lo hagan en El Señor de los Anillos, como Légolas; o enlazando tramas que conocíamos en los Apéndices e intenta unir la historia de El Hobbit con la de El Señor de los Anillos, apareciendo Sauron en Dol Guldur , por ejemplo.

Y con estos elementos y las críticas bien aprendidas de la anterior cinta de la trilogía, Jackson sale haciendo ruedas y no frena hasta el plano final.

Vaya por delante que cuando vi en cines La desolación de Smaug, lo primero que pensé en cuanto acabó fue en la versión extendida y lo bien que le vendría a la película el posible material extra respecto al corte cinematográfico, y efectivamente, así es. No sólo ahora se profundiza más en la psicología y motivaciones de algunos personajes, sino que también algunos pasajes son más fieles al libro, lo cual es de agradecer en ambos aspectos.

La película se inicia al igual que el montaje cinematográfico, con la reunión en la posada de El pony pisador en Bree entre Thorin y Gandalf, aunque aquí se extiende la secuencia con la historia de la desaparición del padre de Thorin en la batalla de Moria, lo cual define mejor las motivaciones de Thorin para emprender, en principio, su aventura hacia la Montaña Solitaria, pero también tenemos apuntes que afinan los motivos de Gandalf en ayudar a los enanos, que no quedaban muy claros hasta ahora: su interés es que los enanos recuperen su reino porque es un bastión importante y un punto básico de control de cara a un enemigo que siente que está creciendo cada vez más, dentro de una conspiración por acabar con la vida de Thorin, lo cual le hace sospechar de que un pan más oscuro y ambicioso está detrás de todo ello. Además, conocemos que Gandalf anda preocupado por el destino de varios anillos, entre los que se encontraba el del padre de Thorin, que luego descubriremos en otra secuencia extendida que está en manos de Sauron.

Ahora, la llegada al Bosque Negro es un poco más reposada, ya que vemos la presentación de los enanos a Beorn, mucho más fiel al libro, aunque el ritmo de la historia no decae, ya que tenemos la lucha con las arañas y la huída del reino elfo del bosque, en una secuencia donde Jackson da rienda suelta a su desenfreno visual, con plano largo de Bombur que es de levantarse y apludir por lo loco de todo, ese exceso visual made in Jackson, pero que hace que te lo pases pipa y disfrutes de la peli como si fueras un niño pequeño, licencias en la adaptación incluídas (salvo que sea un talibán de la obra literaria y no se acepten cambios y/o modificaciones).

Lo cual me lleva a comentar un aspecto en el que creo que Jackson es muy bueno, pero si no se controla, puede suponer un lastre para sus películas.La planificación y el montaje en sus películas, sobre todo a partir de King Kong se vuelve a veces excesiva, lo cual entiendo que no guste a mucha gente. Además, coincide con un momento en el que sus películas cada vez más se basan en el CGI. Es verdad que con The lovely bones intentó algo diferente, pero esa peli es fallida a nivel de escritura ni nunca le encuentra el ritmo a la historia, aparte de un casting erróneo, pero aún así, la libertad qe le da el CGI a la hora de planificar secuencias y movimientos de cámara a veces se le va de las manos, o parece que le gusta hacer el plano molón, por así decirlo, por la chulería de poder hacerlo. En la película que nos ocupa, es el famoso plano de Bombur, aunque toda la secuencia es un exceso en sí, a nivel visual. Es molona. Es divertida y te lo pasas bien, pero la comparas con la secuencia de las arañas en el Bosque Negro o la secuencia entre Bilbo y Smaug o la pesecución a la que somete Smaug a los enanos dentro de la montaña y te hace pensar en que Jackson es aún mejor cuando se controla y no conecta el Modo Flipado.

Respecto al texto, el guión juega a dividir la historia en dos, algo similar a lo que hizo en Las dos Torres, con Bilbo y los enanos por un lado y Gandalf por otro. Al tener dos focos de atención, el espectador es más fácil de meter en la historia, y si encima ya no necesitas presentaciones y puedes ir al grano, la sensación de aventura es total desde el principio. Es cierto que, al igual que en Las dos Torres, las licencias o variaciones sobre el libro son muchas, pero es verdad que Jackson y sus guionistas conocen muy bien la obra sobre la que están trabajando y, en mi opinión, los cambios me parecen acertados, porque creo que sé por donde van, aunque no veamos las consecuencias hasta el estreno de la última parte, La batalla de los Cinco Ejércitos. Como digo, a mí no me disgustan esos cambios porque en el fondo son fieles al espíritu y al mensaje de la novela, aunque entiendo que haya muchos fans que desaprueben completamente esos cambios.
Por supuesto, esto no se lograría si el montaje no estuviera fino, saltando de una historia a otra en el momento adecuado. Se nota que Jackson se ha tirado mucho tiempo en la sala de montaje hasta dejarlo todo fino,

En cuanto al resto de apartados técnicos, los efectos visuales sigue descansando principalmente en CGI (y algún plano cantoso se cuela en el festival), pero del que destaca sobre todos ellos el personaje de Smaug, de vital importancia que estuviera conseguido, no sólo a nivel visual sino a nivel interpretativo, similar al caso de Gollum. Y Weta consigue un dragón maravilloso, excelentemente diseñado y mejor animado, pero que sin la voz de Benedict Cumberbatch, se quedaría en nada. El tío es un actor como la copa de un pino, con una voz alucinante, donde consigue con cad ainflexión dar vida a Smaug , pero aquí se nota un aumento de los decorados reales, sobre los que los actores pueden moverse e interactuar. Destacan Bree, más por conocida por El Señor de los Anillos, la casa de Beorn pero sobre todo la Ciudad del Lago, maravilloso escenario, con un diseño espectacular, vivo, que permite a los actores sentirse más cómodos al moverse por un entorno tridimensional físico, tangible, sin tener que imaginarse prácticamente nada.

En cuanto a la banda sonora y al montaje de sonido, en esta película han respetado el trabajo de Howard Shore y no han utilizado corta-pegas de la música de El Señor de los Anillos, lo cual también demuestra que Jackson sí escucha las críticas y está al tanto de lo que se opina sobre las películas.

En cuanto al apartado actoral, al igual que en Un viaje inesperado, sobresalen Martin Freeman como Bilbo, Richard Armitage como Thorin e Ian McKellen como Gandalf. Están incomensurables en sus papeles. Se echan la peli sobre sus espaldas y tiran del carro. El resto están profesionales y tenemos como nuevas incorporaciones a esta trilogía a Evangeline Lilly como Tauriel, que es una mezcla de Arwen y Eowyn y el regreso de Orlando Bloom como Legolas, hijo del Rey Elfo del bosque.
Lilly está adorable en su papel de elfa guerrera y de carácter valiente y justo, y a Bloom se le notan los más de 12 años que han pasado desde que rodó la trilogía anillera, pero su papel no requiere de mucho y cumple sobradamente con lo que se necesita y se le pide.

En definitiva, una excelente película de aventuras, donde Jackson ha mejorado ciertos aspectos que el público criticó de la anterior película, y es un espectáculo de primer orden.




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