viernes, 16 de octubre de 2015

Terminator Génesis (Terminator Genisys, alan Taylos, 2015)



Hollywood no aprende. Los ostiazos llegarán, y serán dolorosos, muy dolorosos. Algunas veces tendrán la suerte de que se alineen los astros y auténticos desproprósitos arrasen en taquilla (véase el caso de Jurassic World, sobre la que luego escribiré una entrada), pero la tónica será ver cómo se cargan una y otra vez ciertas franquicias única y exclusivamente por no querer arriesgar y tirar por lo fácil, pero sin saber a dónde llegar.

Y este Terminator Génisys es un perfecto ejemplo de esta situación.

Terminator fue un sleeper o éxito sorpresa, recaudando casi 80 millones en taquilla sobre un presupuesto de 6 milloncetes, pero con una vida tremenda en su recorrido por los videoclubes y la TV, logrando un mayor éxito y su consolidación como título de culto gracias a su trayectoria comercial doméstica.
Este crecimiento como título de culto permitió a James Cameron rodar Terminator 2: Judgement Day, que no es otra cosa que un remake-secuela de la primera cinta, haciendo que el robot malo sea ahora el protector de los héroes y, eso sí, regalando una de las cintas de acción no sólo de la década de los 90, sino todo un clasicazo pulp del cine USA. T2 está rodada como los ángeles, y tiene todavía ese sense of wonder, casi 25 años después de su estreno que te deja pegado a la butaca... Pero Cameron es un tipo listo y sabía de sobra que Terminator y su mundo daban para una mitología muy reducida, y cerró su díptico de una manera soberbia, de forma cuasi pesimista en su montaje cinematográfico y de una forma un poco más optimista en su montaje extendido.

Y hasta aquí llega Termiantor. ¿Por qué? Por el baile de derechos que ha tenido este personaje, pasando por diferentes manos en cada película. Tras T2, Cameron se bajó del barco y pasaron 12 años hasta que carolco volvió a invertir una cifra descomunal en Terminator 3: rise of the machines, que salvo por un par de secuencias, era casi una autoparodia del personaje donde se repetía el mismo esquema, sólo que con una terminator femenina. El resultado económico de la cinta no fue pésimo, pero para lo invertido en ella, su recaudación fue decepcionante. En 2009, con los derechos en manos de otra productora, se intentó reinventar la franquicia con Terminator Salvation, con un presupuesto aún mayo (200 millonazos) para contar la guerra del futuro, algo sólo visto en las anteriores cintas en breves momentos, y la ostia fue aún mayor, mandando al infierno las intenciones de crear una trilogía. y así llegamos a este 2015 con Terminator Genisys, bajo otra productora diferente, y con la intención de crear otra trilogía (lo dicho, Hollywood no aprende...)... ¿El problema? Que no hay ideas, y esa nulidad la quieren camuflar con falsas "ideas innovadoras", como es en este caso reinventar la franquicia con una historia de realidades paralelas, que les sirve a sus responsables de excusa para "homenajear" secuencias y personajes de las dos primeras cintas, pero que al final no es más que otra persecución de robots, eso sí, rodada con desgana y cierto aroma televisivo por Alan Taylor, donde el personaje de Scharwzenegger no impone ni como personaje ni como actor, y donde si el personaje principal pierde ese aúrea mítica, todo lo demás entra en barrena.

Además, lo más gracioso es que los responsables ni siquiera se esfuerzan en argumentar el por qué de esas realidades paralelas. Simplemente sueltan el rollo en un diálogo de 5 minutos y a correr, que tenemos más cosas que destruir.

En fin, esta cinta supone el clavo de gracia en el ataúd de esta franquicia. Nada ni nadie puede levantarla, porque la avaricia de Hollywood no le permitió ver la cruda realidad: este personaje no daba para más. Todo lo que se podía contar sobre él ya se dijo en las dos primeras películas.

Descansa en paz, terminator.

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